Las finanzas descentralizadas (DeFi) se refieren a la amplia variedad de productos y servicios financieros disponibles sin una autoridad centralizada como un banco. Esta descentralización, posible gracias a las cadenas de bloques y los contratos inteligentes, es el núcleo de la Web3.
Por ejemplo, piensa en empresas como Chase o PayPal, que pueden ayudarte a negociar divisas, pedir un préstamo o enviar pagos a cualquier parte del mundo. En cada caso, dependes de un banco o de un intermediario, de una autoridad centralizada, para ofrecer estos servicios. DeFi trata de coordinar estos (y mejores) servicios financieros con transparencia verificable públicamente, a través de contratos inteligentes automatizados, pero entre iguales.
La amenaza común entre la gran variedad de herramientas DeFi es que estas no dependen de intermediarios, como bancos. Esto es posible gracias a la tecnología descentralizada (o Web3) como redes de cadena de bloques o blockchain. Al igual que la Web3 en sí, DeFi es:
- De confianza minimizada (depende de tecnología de cadena de bloques, en vez de bases de datos centralizadas, como las que mantienen los intermediarios o los bancos, lo que significa que los usuarios no tienen que confiar a ciegas en grandes organizaciones con normas opacas)
- Sin permiso (cualquier persona con una cartera de criptomonedas puede participar, sin la necesidad de cualificación o aprobación financiera por parte de una autoridad, como el gobierno)
¿Cuándo empezó DeFi?
DeFi es un invento de la era de la criptomoneda, diseñado sobre la base de redes descentralizadas impulsadas por tecnología de cadena de bloques y criptomoneda. El término “DeFi” se acuñó en 2018.
Hay gente que piensa que Bitcoin (la primera criptomoneda ampliamente adoptada) fue el originador de DeFi, dado que habilitó transacciones globales y entre pares. Sin embargo, aunque Bitcoin hizo posible los pagos entre pares, solo es una pequeña parte del mundo de DeFi. En realidad, DeFi, tal y como lo conocemos actualmente, comenzó en la cadena de bloques de Ethereum.
La tecnología que impulsa DeFi
En 2015, se lanzó la red de Ethereum y tuvo lugar el popular debut de los “contratos inteligentes”, que son como programas especializados que dependen de una cadena de bloques. Con esta innovación, Ethereum se convirtió en la primera cadena de bloques “programable”, capaz de hacer mucho más que meras transacciones entre pares. Al incorporar y combinar contratos inteligentes (de manera parecida a como se superponen bloques de Lego), los desarrolladores pudieron crear aplicaciones completamente descentralizadas (“DApps”) que dependían de cadenas de bloques, en vez de servidores de propiedad de una empresa.
Con esta innovación, los desarrolladores comenzaron a crear todo tipo de DApps DeFi y protocolos para prestar servicios financieros, como préstamos, negociaciones y derivados, entre otros, en el mercado de las criptomonedas. Durante los años posteriores, la popularidad de DeFi creció en la red de Ethereum. Los usuarios podían al fin tener el control directo de sus finanzas sin depender de gobiernos ni bancos. Siguiendo los pasos de Ethereum, hay muchas cadenas de bloques con una programabilidad similar y sus propios ecosistemas DeFi en desarrollo.
Problemas con las finanzas tradicionales
Puede que te estés preguntando por qué alguien preferiría usar las herramientas de DeFi, en vez de las opciones disponibles de finanzas tradicionales. Al fin y al cabo, las finanzas tradicionales tienen más normas, reglamentos y protecciones para el consumidor, ¿verdad? En realidad, la infraestructura de las finanzas tradicionales puede dificultar que las personas accedas a los servicios financieros y requieres que los consumidores depositen confianza en instituciones que (a menudo) no son de fiar.
Falta de acceso a los servicios financieros
Las instituciones financieras establecen sus propias normas y reglamentos en nombre de la “seguridad”. Sin embargo, los trámites y la burocracia de los bancos e intermediarios a menudo ponen en desventaja a las personas, en vez de ayudarlas. Las finanzas tradicionales están llenas de restricciones económicas y geográficas que evitan que las personas utilicen los servicios financieros.
Piensa en las cuentas de ahorro que recompensan los saldos superiores en cuenta con mejores tipos de intereses, cobran tasas por pasar del saldo mínimo de cuenta o requieren unos importes mínimos de transacciones. Muchas regiones están plagadas de modelos de préstamos predatorios que explotan a las personas que buscan préstamos de dinero. Incluso transferir dinero de una cuenta a otra puede conllevar tasas de servicio. Intenta realizar una transacción al extranjero y verás incluso más restricciones, y tasas, establecidas por los intermediarios.
Las finanzas tradicionales están centralizadas con instituciones poderosas que ganan dinero cobrando a usuario por sus servicios, sin ofrecer alternativas viables. Pero no solo se trata de estas tasas.
El acceso a los mercados financieros, como acciones y derivados, se está limitando y cada vez está más dominado por gente rica. En EE. UU., por ejemplo, el 10 % superior de hogares en función de los ingresos netos poseen más del 85 % de la participación en el mercado; el 50 % inferior de los hogares poseen menos del 1 %. En muchos países, las personas ni siquiera tienen acceso a los mercados bursátiles. Esto demuestra lo “cerrada” que realmente es la economía global.
La necesidad de confiar en los grandes bancos
Las finanzas tradicionales también dependen de la confianza. Por ejemplo, cuando depositas dinero en un banco, confías en que la institución mantenga tus activos a salvo y estén disponibles para retirarlos a tu discreción. Sin embargo, una vez hecho el depósito, los bancos pueden usar este dinero de forma que no sea de tu agrado. En realidad, el saldo de tu cuenta es tan solo un número en una pantalla. En cualquier momento, un porcentaje de ese saldo se puede prestar a otros clientes, invertir, etc. Y, en caso de emergencias, no es poco común que los clientes retiren fondos en masa, un fenómeno conocido como “pánico bancario” (que puede agotar todas las reservas de efectivo de un banco).
Las finanzas tradicionales son antiguas, lentas y se basan en un sistema de control centralizado y acceso no equitativo que beneficia a los ricos. Es una industria madura para los beneficios de la descentralización.
Ventajas de DeFi
Al igual que la Web3 es una negación de las grandes tecnológicas que dominan internet, DeFi es el negocio de los grandes bancos que han llegado a dominar los mercados financieros.
DeFi depende de contratos inteligentes, en vez de intermediarios. Es rápido y está automatizado. Reduce considerablemente los costes generales y los posibles errores humanos. Reduce los cobros de tasas de las instituciones e intermediarios por prestar servicios financieros básicos. No hay autoridades centrales, aseguradoras, autoridades gubernamentales ni KYC (siglas en inglés de “conoce a tu cliente”, un método técnico de verificar tu identidad). Es un sistema financiero optimizado operado por y para todos.
Pero un gran poder implica una gran responsabilidad. Los usuarios de DeFi se responsabilizan de la gestión de sus propios activos y adoptar una buena diligencia antes de usar DApps DeFi. Siempre hay riesgos de que haya usuarios con malas intenciones que intenten robar sus activos o contratos inteligentes defectuosos que ofrezcan a los hackers una oportunidad de explotarlos. Si algo sale mal en DeFi, no existe ninguna autoridad central a la que quejarse ni ningún responsable gubernamental; no existe ningún equivalente en DeFi de la FDIC (Corporación Federal de Seguro de Depósitos) del Gobierno de EE. UU. Sin embargo, la popularidad de DeFi (y los miles de millones de dólares invertidos en protocolos DeFi) demuestra que muchos usuarios prefieren depositar su confianza en el código, en vez de en los grandes bancos.
Para acceder a todos los beneficios de DeFi, los usuarios tienen que asumir ciertos riesgos también. Sin embargo, la buena noticia es que los protocolos de DeFi cada día son más fáciles de usar y seguros.
¿Qué puedes hacer con DeFi?
DeFi permite a los usuarios beneficiarse de los mismos productos que cualquier banco o institución financiera pudiera ofrecer, solo que directamente entre pares. Estos incluyen:
- Pagos globales
- Comercio
- Empréstito
- Préstamo
- Derivados
Como puedes imaginar, estos servicios parecen un poco diferentes sin una autoridad central, como un banco que supervise todo el proceso. Veamos, por ejemplo, el caso de los préstamos. En las finanzas tradicionales, entrarías a un banco y pedirías un préstamo. El banco pediría ciertos datos financieros (como tus ingresos o la calificación crediticia) antes de decidir si aprobar o denegar la solicitud; este proceso puede durar meses.
Sin embargo, en DeFi, solicitar un préstamo puede ser algo tan sencillo como visitar una DApp DeFi, depositar ciertas criptomonedas a modo de garantía y recibir el préstamo al instante. Y, en vez de recibir los activos del préstamo por parte de un banco, vendrían de otros usuarios que participan en el ecosistema prestando sus activos… Y ganando pagos con intereses por ello.
De manera similar, las transacciones entre pares en intercambios descentralizados (DEX) también se facilitan por parte de los usuarios. La gente suministra liquidez para transacciones con el fin de ganar recompensas. Después, los comerciantes puedes aprovecharse de la liquidez colaborativa para intercambiar activos. En un DEX, los intercambios se realizan por medio de contratos inteligentes.
Estos son solo unos ejemplos sobre cómo las personas pueden participar en DeFi no solo usando servicios financieros, sino también siendo titulares y prestándolos, algo que tradicionalmente estaba reservado a bancos e instituciones financieras.
Nota para los lectores: los DEX no se deben confundir con intercambios centralizados de criptomonedas (CEX), en los que la autoridad central supervisa transacciones, facilita intercambios y tiene la última palabra en lo que ocurre con los activos de los usuarios. Estos pueden ser susceptibles a los mismos problemas (como el pánico bancario) que las finanzas tradicionales. Realizar intercambios sobre la base de un DEX permite a los usuarios retener todo el control sobre sus claves privadas y, por lo tanto, la custodia de sus activos.
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